EN HONOR A UNA LLAVE QUE SE FUÉ
EL MAN DE LA 57
En memoria de Arnovis Fontalvo: Orquesta La 57
Junio de 2020
Los hombres en su trasegar en este mundo terrenal se trazan varias metas. Hay una que no tienen en cuenta y es a la que larga, tiene que llegar. Lo bakano de esa meta es llegar cuando se ha cumplido con la misión. Lo demás ¡No importa! Quieras o no, hagas lo que hagas, van a hablar de ti. En el mejor de los sentidos y en el peor de los sentidos. Solo que no te darás cuenta. Y, ya no te importa.
Nuestra amistad no se forjó ni con tragos, ni futbol, ni siquiera música. Sobre música hablábamos, sobre nombres de canciones, cantantes, compositores, orquestas, sin escucharla. En esa época que no había manera de estar en la calle y tener el sonido a la mano. Tuvimos durante mucho tiempo una regla tácita: - ¡préstame ese disco! Pero ya sabes que no te lo devuelvo. Le presté mi cabeza para que aprendiera a motilar. El día que necesite al mejor peluquero – en esa época no existían los estilistas, para que no haya dudas-, ¡Nojoda! ¡me trasquilo! Así que me casé trasquila’o.
El man cumplió con su sueño de ser cantante y tener su orquesta. Y, fiel a su calle: La 57, desde la 16 hasta la 21.
El man se me adelantó. Algún día me lo alcanzo. Espero que me siga invitando a las presentaciones de la orquesta. De ahora en adelante con entradas de trompetas celestiales y coros de ángeles. Sin lugar a dudas, su sonido mejorará.
Una conversación típica entre los dos:
- Aja, tigre ¿cómo estas de cangle?
- Hey, Arnovis, ¿qué? Hermanito, me tiraron el dato que tienes unos cangles nuevos, grandes y gordos.
Y, de una, ambos con la risa alegre, bordillera y llena del amor de barrio que nos mantuvo unidos por siempre. ¡Nunca dejamos de ser y actuar como si estuviéramos en la 57!
