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Barranquilla, Atlántico, Colombia
Primero esencialmente caribe, después ambientalista, arquitecto, avaluador, urbanista. Distribuyo mi tiempo entre dos descansos: el del sopor de la tarde y el de la buena noche. Y, entre los dos, uno que otro cada vez que se puede. Lo suficientemente rápido para que mis hijos me digan ¡La tortuga veloz!

18 mayo, 2009

Reglas

Comunidad Visión Compartida: No se porque me inscribí en la lista, así como tampoco porque me resisto a borrarme, aunque el ángel del lado izquierdo-el bueno-me dice que me borre. A cada rato me dice que a mi abuela no le gustarían esos “amigos” que tengo. No tanto por lo zafios. No tanto por lo groseros. Ni tampoco por lo irrespetuosos. Ni mucho menos por lo ofensivos. Sino porque simplemente no siguen su regla básica: “Cuando algo está mal no importa de quien es la culpa. Lo importante es quien lo arregla”. La discusión sobre la EDS Pajonal se puede zanjar con una lapidaria frase que utilizó en el caso de los hijos del Presidente Uribe un columnista, bogotano me imagino, en El Tiempo: “La frontera de la ética es la legalidad”. Sin embargo, les recomiendo lean los escritos publicados al respecto en el blog: http://unestadodelalma.blogspot.com/, los cuales se elaboraron a instancias de la Junta Directiva del Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA-Atlántico), de la cual formo parte. Los gestores de la idea me facilitaron toda la información. No hay duda. Es legal. ¿Es ética? No lo sé. Lo saben otros. En el ultimo escrito se recomienda lo que se debe hacer según la regla de mi abuela. Otra regla de mi abuela: “El que anda diciendo, y repitiendo, sin que se lo pidan, que es bonito; feo se sabe y se siente”. Eso debe servir para saber quien es amigo. Quien esta de tu lado. Quien te habla con la verdad. La verdad no se pregona ni necesita mucha demostración. Un profesor de la Universidad del Atlántico me decía: “Disculpa no pedida, culpabilidad aceptada”. En estos cuentos de la EDS, de Berrío, de la Cámara de Comercio, hay más de uno que es a la vez juez y parte, lo cual me lleva a otra regla de mi abuela: “Los únicos que pueden ser juez y parte son los papas con los hijos”. Y, ¡Ojo! Todavía no he encontrado a nadie, en toda la bolita’el mundo como decíamos de pelaos, que haya podido refutar ni una sola de las reglas de mi abuela. ¡Ah! No dejen de pedalear porque se caen.

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