Una amiga de esas que quedan después de compartir tiempos conjuntos en los trabajos y responsabilidades en las asesorías que no son tomadas en cuenta -Para eso son los asesores, para decirle a los jefes que es lo que se debe hacer y que ellos hagan lo contrario- y en los oscuros pasillos de los edificios de las administraciones públicas me envió el mensaje que me templo las cuerdas del alma y por eso se los comparto sin permiso:
"No somos accidentes ni azahares en la vida, sino parte del propósito relacional que Dios tiene para sus hijos, por eso me siento feliz por tu amistad. Gracias."
¡Ah! Sigo pensando, parte del humor negro que conservo, que los amigos son amigos hasta que dejan de serlo; y, entonces demuestran que nunca lo fueron.
"Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado."
No hay comentarios:
Publicar un comentario