Vallenatos clásicos
“Nunca debes decir de esta agua no beberé”
Cuando usualmente te niegas a un tipo de música, la misma música –la vida- se encarga de cambiarte el camino. Mis intereses por la música vallenata se quedan en las guitarras clásicas de Buitrago y Bovea; y, una que otra canción de los llamados clásicos, como benditos versos por ejemplo, con versos que electrizan el alma y te llenan el corazón de la más pura Colombia. En otros casos son las versiones en salsa entre las cuales está Nido de amor del Gran Combo. De todas, la que me transporta por los lugares en donde no existe ni el tiempo ni el espacio sino puro sentimiento es la versión cantada por el “Hetor” de La Verdad del inmortal Freddy Molina. No es por la letra que vale y pesa en el más puro del oro puro sino por los matices que le imprime el cantante de los cantantes.
Amigos con los cuales compartimos el gusto por la música y el intercambio musical trazan un nuevo rumbo y les pedimos permiso a los juglares para hacer llegar su arte licenciado aun a aquellos que viven y trasegan por el son, la plena, el guaguancó y el universo rítmico Caribe. Una licencia para compartir por los deseos de amigos a los cuales no se les puede negar un deseo, o más que un deseo una necesidad del alma. Se les ha cumplido. A fin de cuentas el borde de la sierra también es Caribe. En el regalo musical va un paquete del hombre de la misma y tres clásicas de guitarra. Un abrazo desde la mejor esquina del Caribe. Y, que los disfruten. Los quiero mucho.
Les adjunto en el enlace la versión en vallenato de La Verdad:
Con estos regalos tan maravillosos que elevan el espirítu musical que todo ser humano sensible lleva dentro pudiera yo decir: no todo está perdido, todavía se puede creer, no hay desesperanza tan grande que una caricia que un abrazo que una mano tendida que una melodia como estas no te la puedan borrar, entre tantas malas noticas que mitigan el alma, regalos como estos nos hacen sonreir..gracias!!
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