No es una disculpa. No estoy aceptando ninguna culpabilidad.
Más sin embargo por la cercanía del gordón, digo el bordón, debo prevenir o más
bien adelantarme a los dimes y diretes. Un pariente de las Lora dice que estoy durmiendo
con el enemigo. El bordón, digo gordón, dirá hoy, a la noche, mañana o pasado
que la casa sola, yo solo, ella sola, el cuarto solo, la cama sola, todos solos.
Entonces, ¿Qué se podía hacer? Por ahora, todo seguirá solo. ¡He dicho!, diría el
gran filósofo Leokratos. Verdad irrefutable por el momento.
Lo que si no se puede negar es que a estas alturas la visita
es más larga de lo usual. Pero es algo para lo cual estaba psicológicamente preparado.
Mi abogado y asesor psicológico en rupturas y desengaños me previno al respecto
hace varios años así que tuve tiempo para prepárame. De hecho causa un poquito de escozor a ciertas
personas sobre todo si hay alguna interesada en los tiempos sueltos de quien
esto escribe. Usualmente se refieren a la visita con el término de quien
ostenta los derechos que otorga la ley o la convivencia. Que falta de respeto. A
la historia y a la incapacidad para el uso de ciertos verbos que inducen a la
repetición. Le comenté al bordón el
sueño que tuve –que detallaré en otra publicación- sobre la fiesta y que según mi
interpretación era el matrimonio de la visita y su marido: ¡Mi mejor amigo! Nada
más cerca de la verdad.
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