Arquitectura Urbana Gerencia de Proyectos - Asesorías - Avalúos El estado del alma del blog sigue siendo la cotidianidad del caribe, la cual es tan imaginaria como real y hace que la vida se viva como se debe vivir: ¡Lentamente! ¡Ahorita! ¡Más luego! Se incorporan temas de avalúos, gerencia de proyectos, asesorías en medio ambiente, urbanismo y ordenación territorial, gestión de suelo, planes en general.
- Leon Segundo Fernandez Rivera
- Barranquilla, Atlántico, Colombia
- Primero esencialmente caribe, después ambientalista, arquitecto, avaluador, urbanista. Distribuyo mi tiempo entre dos descansos: el del sopor de la tarde y el de la buena noche. Y, entre los dos, uno que otro cada vez que se puede. Lo suficientemente rápido para que mis hijos me digan ¡La tortuga veloz!
01 agosto, 2009
Las sandalias del domingo
5:45 de la mañana. No es que quiera levantarme. Me gustaría seguir durmiendo pero los compromisos de palabra hay que cumplirlos. Lo asumí cuando confirme que asistiría al partido de futbol del domingo a las 8:30 de la madrugada. No enciendo la radio pero caliento agua en el micro. Una taza mediana, media cucharadita de instantáneo, expreso lo llaman en otras partes, azúcar especial. Un poco de movimiento con la cucharita para revolver y me lo tomo a sorbos lentos, muy lentos. Saboreados. Muy saboreados. La flaca duerme. La gorda duerme. Los chicos duermen. Seguirán haciéndolo hasta bien entrada la mañana. Reviso las alacenas de la cocina y dejo una nota:
- Hay bollo y queso. Nos vemos al medio día.
Visto el uniforme del equipo de futbol Arquitectos y encima una sudadera con bolsillos de corredera, y sandalias por comodidad y descanso. La mañana en la calle es cálida y brumosa. El sol se asoma tímidamente por entre las brumas que se resisten. Me digo en voz alta:
- De seguro cuando comience el partido será una luna irresistible.
Habitualmente tomo taxis para transportarme pero me decido por los buses de servicio público. Tomo una buseta en la 72 para llegar hasta la carrera 54. Ruta Silencio Terminal reza el cartel del frente. Saque la billetera para cancelar el valor del pasaje y me la guardé, al sentarme, o eso creí. Me bajo en la K 54. Viene el bus de la ruta Uninorte. Busco la cartera para sacar el dinero y, ¡oh! Sorpresa ¡No la encuentro! Me devuelvo hacia la buseta que había dejado. Va a media cuadra. Corro o lo intento. Las sandalias no me dejan. Me las quito. Corro descalzo por el pavimento de la calle 72. Alcanzo la buseta una cuadra más adelante. La cartera estaba en la silla. Cartera recuperada. Susto superado. De regreso a la carrera 54 los manes en la esquina me dicen: ¡Viejo! Estás para la maratón. Sonrío. Solo me sonrío.
Tomo la decisión de no usar sandalias sino para estar en casa o en la playa.
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Viejo Tigre, de buenas que la "luna" no estaba en su esplendor porque podias haber hecho de esa situacion un poco cómica una prueba de fe con los pies sobre las brasas asfalticas de la urbe Quillera. leokratos
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