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Barranquilla, Atlántico, Colombia
Primero esencialmente caribe, después ambientalista, arquitecto, avaluador, urbanista. Distribuyo mi tiempo entre dos descansos: el del sopor de la tarde y el de la buena noche. Y, entre los dos, uno que otro cada vez que se puede. Lo suficientemente rápido para que mis hijos me digan ¡La tortuga veloz!

05 febrero, 2008

El sopor de la tarde

Sentir con placer y alegría el sopor de la tarde es elogiar más que al clima, al lugar y a la ciudad a la lentitud. En algunas partes llaman a eso pereza. Si lo es, es mejor que no poder hacerlo o no hacerlo. Me recuerda a alguien que me dijo alguna vez: “Si te dan ganas de comer un chicharrón teniendo dinero en el bolsillo y no lo haces, eres un esclavo.” Lo he cambiado a mi estilo: “Si te dan ganas de dormir en la tarde teniendo el lugar en donde hacerlo y no lo haces, eres un esclavo.” Hacerlo te libera. Cuando al filo de la tarde, se llega la hora en la que los ingleses se toman el té para tomar un descanso, te sientes libre. Lo mejor del sopor de la tarde y del obligado descanso es sentir como se eleva la humedad desde la piel lustrosa, preñada de sudor y ávida de frescura hacia el techo caliente en busca de una salida más para el alma y el espíritu que para elevarse hacia el cielo caribe. Es el tiempo y el lugar dignos de la pereza. Es el tiempo y el lugar propicios para hacer pereza. ¡Si eres del caribe! Es una de las grandes diferencias con otras latitudes. ¿Es una actitud nuestra? ¡No! Es producto de la región, del lugar, del espacio y tiempo que nos ocupa. Nos recuperamos para seguir viviendo el día hasta bien entrada la noche lo cual es algo que no se hace en todas partes. Contrario a algunos como mis hijos –jóvenes- que encienden el aparato de enfriamiento del aire –lo llaman aire acondicionado- se arropan con la cobija y se pierden de sentir la gracia de la tarde barranquillera: El bochorno de la humedad del caribe. ¡Uf! ¡Que calor! Queda bien una fría ¡Ahhh! Pero eso es otra cosa y motivo de otra reflexión. lfr Barranquilla, octubre, 2007

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