Arquitectura Urbana Gerencia de Proyectos - Asesorías - Avalúos El estado del alma del blog sigue siendo la cotidianidad del caribe, la cual es tan imaginaria como real y hace que la vida se viva como se debe vivir: ¡Lentamente! ¡Ahorita! ¡Más luego! Se incorporan temas de avalúos, gerencia de proyectos, asesorías en medio ambiente, urbanismo y ordenación territorial, gestión de suelo, planes en general.
- Leon Segundo Fernandez Rivera
- Barranquilla, Atlántico, Colombia
- Primero esencialmente caribe, después ambientalista, arquitecto, avaluador, urbanista. Distribuyo mi tiempo entre dos descansos: el del sopor de la tarde y el de la buena noche. Y, entre los dos, uno que otro cada vez que se puede. Lo suficientemente rápido para que mis hijos me digan ¡La tortuga veloz!
05 febrero, 2008
Sobre caballeros
Ha días le han dicho a un ciudadano que no es un caballero. Textualmente: “Creo que no eres un caballero”. El pecado: Un número de celular. Para no faltar a la verdad en el sentido estricto no es un caballero, de los de antes me refiero. Los caballeros de a caballo. De los de alcurnia. De los que tenían permiso del Rey para montar a caballo, usar yelmo y armadura, tener feudo, bandera y escudo heráldico propio. Algunos caballeros no son de esos. Son de otro tipo. Si me preguntan ¿que si me habría gustado ser de esos? La respuesta habría sido ¡Claro que si! Y ¡Claro de no! Ahora, hay que recordar que la peonía es de a pie. Ahora algunos pertenecemos a la peonía. Mis hijos, por ejemplo, me insisten en que vuelva a comprar carro. No se como les dicen a “los de a carro”. Choferes no ya que esos son muy especiales. De pronto carrocheros, carroceros o cualquier otro derivado de carro. Existen los automovilistas –de auto- pero no es de nuestro uso colombiano. También se puede ser de a bicicleta. De a moto. A algunos los han educado con la urbanidad de Carreño. Mi abuela obligaba a seguir los protocolos de la urbanidad. Si tuviera la oportunidad le daría el puesto en el bus urbano a las señoras, ancianos y a los de niños de brazos. Solo camino. Si pudiera no colocaría los codos sobre la mesa, ni sorbería la sopa, esperaría la carne. Ya los colombianos no podemos sentarnos a la mesa a comer. Es un raro privilegio. Si pudiera le abriría la silla a las damas. Si pudiera. Se que deben quedar personas con buenos modales criados por las abuelas con las reglas de la urbanidad de Carreño. ¡Trato de amoldarme a los tiempos!
lfr
Barranquilla, septiembre 2007
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